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(1622) |
PARA DOÑA MARÍA OSORIO, MUJER DE DON ANTONIO CHACÓN |
La cítara que pendiente |
muchos días guardó, un sauce, |
solicitadas sus cuerdas |
de los céfiros süaves, |
5 a Amarilis restituye, |
que, orillas de Manzanares, |
viste armiños por trofeo, |
pisa espumas por ultraje. |
El dulce, pues, instrumento, |
10 pisados viendo sus trastes |
de los, que süavemente |
articuló Amor, cristales, |
órgano fue, de marfil |
(bien que le faltaba el aire, |
15 porque enmudeció los soplos |
del viento más espirante), |
a cuyo son la pastora |
cantando dejó llamarse |
Filomena de las gentes, |
20 Amarilis de las aves, |
el curso enfrenó del río, |
y a su voz el verde margen |
respondiendo, en varias flores |
aplausos hizo fragrantes. |
25 De golosos curadillos |
mudo la corona enjambre, |
libándole en la armonía |
cuantos espira azahares; |
asistir quisieron todos |
30 a esta lisonja que hace |
al que anudaron esposo |
los mismos lazos que amante: |
al siempre culto Danteo, |
invidia de los zagales, |
35 en valor, primero a todos, |
en dichas, segundo a nadie. |
Manteniendo él, pues, los ojos, |
de lilios, que dulces nacen |
en la frente de Amarilis |
40 a caducar nunca o tarde, |
néctar bebe numeroso |
entre perlas y corales, |
escuchando a la sirena |
que tremola plumas de ángel: |
45 «¿Quiéreme la Aurora |
por su ruiseñor?: |
busque otro mejor, |
que yo canto ahora |
a mi dulce amor. |
50 »Con la alba me envía |
cuanto jazmín bello |
trenza en su cabello |
al nacer del día; |
poca es mi armonía, |
55 para tanta flor: |
busque otro mejor, |
que yo canto ahora |
a mi dulce amar. |
»¿La Aurora no sabe |
60 que mujer casada |
es ave enjaulada, |
si muda no es ave? |
Ya mi voz süave |
saluda otro albor: |
65 busque otro mejor, |
que yo canto ahora |
a mi dulce amor». |
La cítara que pendiente
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona