Descripción del proyecto "Todo Góngora II"

La orientación eminentemente filológica y textual de la primera fase del proyecto (Todo Góngora I) requiere el complemento de una orientación más analítica y comparativa como la que queremos abordar en Todo Góngora II: un estudio exahustivo del protagonismo del gran poeta español Luis de Góngora en la evolución de la literatura europea. Nuestro propósito es analizar con rigor tres grandes aspectos de cuyo estudio surgirán novedades importantes: 1) las fuentes clásicas de la obra de Góngora, entre las que destacan algunos poetas latinos tardíos como Claudiano o Silio Itálico que no han sido estudiados con la atención necesaria; 2) la mutua influencia entre las literaturas de Italia y España, visible sobre todo en el magisterio de Ariosto y Tasso sobre los españoles, y de Góngora entre los italianos, y 3) el papel central de Luis de Góngora en la evolución de la poesía europea hasta el mismo siglo XX, y en particular en los debates en torno a las vanguardias, la poesía pura, el hermetismo y el neobarroco.

 

 

NUEVAS FUENTES CLÁSICAS

 

Aunque puede parecer que conocemos suficientemente bien las fuentes clásicas de la poesía de Góngora -y así es para los llamados poemas mayores (el Polifemo y las Soledades), que tuvieron completísimos comentarios antiguos (Salcedo Coronel, Pellicer, Díaz de Rivas y otros) y han tenido muy buenas ediciones modernas que se han ocupado de este asunto con rigor (como las preparadas por Dámaso Alonso, Antonio Carreira, Robert Jammes, José María Micó o Jesús Ponce)-, lo cierto es que Claudiano, Estacio, Silio Itálico y otros autores latinos tardíos nos ayudan a entender la poesía de don Luis mejor que los más asentados y estudiados Virgilio, Horacio y Ovidio. Se trata, sin embargo, de una línea de investigación muy poco frecuentada que puede dar buenos frutos. Es especialmente deseable un estudio de conjunto sobre Claudiano en Góngora, porque varias investigaciones recientes sobre semejanzas de detalle han mostrado que el conocimiento del gran panegirista antiguo fue uno de los principales estímulos del poeta cordobés.

 

ITALIA Y GÓNGORA

 

Contamos con muy buenos estudios de conjunto sobre la influencia de la literatura italiana en la española (como los libros ya algo antiguos de Maxime Chevalier sobre Ariosto y Joaquín Arce sobre Tasso), y, por lo que se refiere a Góngora, destaca un trabajo de Dámaso Alonso con el título deliberadamente provisional de «Notas sobre el italianismo de Góngora» (Obras completas, VI, Madrid, Gredos, 1982). Después ha habido algunas contribuciones significativas de otros estudiosos (por ejemplo de miembros de este grupo como Micó y Ponce Cárdenas); sin embargo, más que señalar pequeños parentescos concretos o localizar modelos italianos de expresiones e imágenes gongorinas, conviene abordar un estudio ‗macrotextual' de los aspectos narrativos, estructurales, genéricos y estilísticos y conocer a fondo, como Góngora los conoció, textos tan importantes para su formación poética como el Orlando furioso de Ludovico Ariosto y la Gerusalemme liberata de Torquato Tasso.

 

GÓNGORA Y LA LITERATURA EUROPEA

 

Góngora empezó a influir de modo determinante en muchos de sus contemporáneos. El Polifemo y, sobre todo, las Soledades originaron un intenso debate que duró décadas y que en algún caso se prolongó en Hispanoamérica y acabó afectando negativamente a la fama póstuma de su autor en los siglos XVIII y XIX. Esa es una historia conocida, y también lo es la de su reivindicación en el siglo XX a cargo sobre todo de los poetas de la llamada Generación del 27, pero tanto su olvido como su reinvidicación deben estudiarse en un contexto europeo, cosa que no se ha hecho hasta ahora de un modo sistemático. Góngora, un gran poeta del siglo XVII, nos ayuda a entender muchos de los debates estéticos del siglo XX (las vanguardias, la poesía pura, el hermetismo, el neo-barroco), de manera que su ejemplo ilumina la teoría y la práctica poéticas de autores tan destacados como Federico García Lorca, Paul Valéry, Giuseppe Ungaretti o Eugenio Montale.