Las tres auroras que el Tajo

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(1621)
 
 
DE LAS SEÑORAS DOÑA FRANCISCA Y DOÑA MARGARITA DE TÁVORA, Y DOÑA MARÍA COTIÑO
 
             Las tres auroras que el Tajo,
teniendo en la huesa el pie,
fue dilatando el morir
por verlas, antes, nacer,

las Gracias de Venus son,
aunque dice, quien las ve,
que las Gracias solamente
las igualan en ser tres:
flores que dio Portugal,
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la menos bella, un clavel,
dudoso a cuál más le deba,
al ámbar o al rosicler.
La que no es perla en el nombre,
en el esplendor lo es,
15 y concha suya, la misma
que cuna de Venus fue.
Luceros ya de palacio,
ninfas son, de Aranjüez,
napeas de sus cristales,
20 dríadas de su vergel.
Tirano, Amor, de seis soles,
süave cuanto crüel,
si mata a lo castellano,
derrite a lo portugués.
25 Francelisa es quien abrevia
los rayos de todos seis:
sé que fulmina con ellos,
cómo los vibra no sé;
en un favor homicida
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envaina un dulce desdén,
sus filos, atrocidad,
y su guarnición, merced.
Forastero, a quien conduce
cuanto aplauso pudo hacer
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a los años de Fileno
Belisa, lilio francés:
de los tres dardos te excusa,
y si puedes, más de aquel
que resucita al que ha muerto,
40 para matallo otra vez.