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En un pastoral albergue |
que la guerra entre unos robres |
lo dejó por escondido |
o lo perdonó por pobre, |
5 do la paz viste pellico |
y conduce, entre pastores, |
ovejas del monte al llano, |
y cabras del llano al monte, |
mal herido y bien curado, |
10 se alberga un dichoso joven, |
que, sin clavarle, Amor, flecha, |
lo coronó de favores. |
Las venas con poca sangre, |
los ojos con mucha noche, |
15 lo halló en el campo aquella |
vida y muerte de los hombres. |
Del palafrén se derriba, |
no porque al moro conoce, |
sino por ver que la hierba |
20 tanta sangre paga en flores. |
Límpiale el rostro, y la mano |
siente al Amor que se esconde |
tras las rosas, que la muerte |
va violando sus colores |
25 (escondióse tras las rosas, |
por que labren sus arpones |
el diamante del Catay |
con aquella sangre noble). |
Ya le regala los ojos, |
30 ya le entra, sin ver por dónde, |
una piedad mal nacida |
entre dulces escorpiones; |
ya es herido el pedernal, |
ya despide, el primer golpe, |
35 centellas de agua. ¡Oh piedad, |
hija de padres traidores! |
Hierbas aplica a sus llagas, |
que, si no sanan entonces, |
en virtud de tales manos |
40 lisonjean los dolores. |
Amor le ofrece su venda, |
mas ella sus velos rompe |
para ligar sus heridas; |
los rayos del sol perdonen. |
45 Los últimos nudos daba, |
cuando el cielo la socorre |
de un villano en una yegua, |
que iba penetrando el bosque. |
Enfrénanlo de la bella |
50 las tristes piadosas voces, |
que, los firmes troncos, mueven, |
y las sordas piedras oyen; |
y la, que mejor se halla |
en las selvas que en la corte, |
55 simple bondad, al pío ruego |
cortésmente corresponde: |
humilde se apea el villano, |
y sobre la yegua pone |
un cuerpo con poca sangre, |
60 pero con dos corazones. |
A su cabaña los guía, |
que el sol deja su horizonte, |
y el humo de su cabaña |
les va sirviendo de norte. |
65 Llegaron temprano a ella, |
do una labradora acoge |
un mal vivo con dos almas |
y una ciega con dos soles. |
Blando heno, en vez de pluma, |
70 para lecho les compone, |
que será tálamo luego |
do el garzón sus dichas logre. |
Las manos, pues, cuyos dedos |
de esta vida fueron dioses, |
75 restituyen a Medoro |
salud nueva, fuerzas dobles, |
y le entregan, cuando menos, |
su beldad y un reino en dote, |
segunda invidia de Marte, |
80 primera dicha de Adonis. |
Corona, un lascivo enjambre |
de cupidillos menores, |
la choza, bien como abejas, |
hueco tronco de alcornoque. |
85 ¡Qué de nudos le está dando |
a un áspid la Invidia torpe, |
contando de las palomas |
los arrullos gemidores! |
¡Qué bien la destierra Amor, |
90 haciendo la cuerda azote, |
por que el caso no se infame |
y el lugar no se inficione! |
Todo es gala el africano, |
su vestido espira olores, |
95 el lunado arco suspende |
y el corvo alfanje depone; |
tórtolas enamoradas |
son sus roncos atambores, |
y los volantes de Venus, |
100 sus bien seguidos pendones. |
Desnuda el pecho anda ella, |
vuela el cabello sin orden; |
si lo abrocha, es con claveles, |
con jazmines, si lo coge; |
105 el pie calza en lazos de oro, |
por que la nieve se goce, |
y no se vaya por pies |
la hermosura del orbe. |
Todo sirve a los amantes: |
110 plumas les baten, veloces, |
airecillos lisonjeros, |
si no son murmuradores; |
los campos les dan alfombras, |
los árboles, pabellones, |
115 la apacible fuente, sueño, |
música, los ruiseñores; |
los troncos les dan cortezas |
en que se guarden sus nombres |
mejor que en tablas de mármol |
120 o que en láminas de bronce: |
no hay verde fresno sin letra, |
ni blanco chopo sin mote; |
si un valle «Angélica» suena, |
otro «Angélica» responde. |
125 Cuevas, do el silencio apenas |
deja que sombras las moren, |
profanan con sus abrazos, |
a pesar de sus horrores. |
Choza, pues, tálamo y lecho, |
130 cortesanos labradores, |
aires, campos, fuentes, vegas, |
cuevas, troncos, aves, flores, |
fresnos, chopos, montes, valles, |
contestes de estos amores, |
135 el cielo os guarde, si puede, |
de las locuras del Conde. |
En un pastoral albergue
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona