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Las aguas de Carrïón, |
que a los muros de Palencia |
o son grillos de cristal |
o espejos de sus almenas, |
5 un pescador extranjero |
en un barquillo acrecienta, |
llorando su libertad, |
mal perdida en sus riberas. |
¡Oh, qué bien llora! |
10 ¡Oh, cómo se lamenta! |
Vio la ninfa más hermosa |
que dio al aire rubias trenzas |
en el coro de Dïana, |
que bajaba de las selvas |
15 tras un corcillo herido, |
que, de bien flechado, vuela, |
porque en la fuga son alas |
las que en la muerte son flechas. |
¡Oh, qué bien llora! |
20 ¡Oh, cómo se lamenta! |
Las redes al sol tendía |
sobre la caliente arena, |
cuando se vio salteado |
de la cazadora bella. |
25 Más despedían, sus ojos, |
que trae su aljaba, saetas, |
y tanto más ponzoñosas |
cuanto es más desdén que hierba. |
¡Oh, qué bien llora! |
30 ¡Oh, cómo se lamenta! |
«¡Oh fiera para los hombres, |
perseguidora de fieras! |
-decía al son de los remos, |
que gimen cuando él se queja-: |
35 de ti murmuran las aguas, |
por disimular mis quejas, |
que no alcanzas lo que sigues |
y matas lo que te espera». |
¡Oh, qué bien llora! |
40 ¡Oh, cómo se lamenta! |
Las aguas de Carrïón
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona