110 |
(1596) |
Temo tanto los serenos, |
serenísimo compadre, |
que a mis picados deseos |
les doy la casa por cárcel. |
5 Escapé de Las Quemadas |
con un romadizo grave, |
porque sienes de poetas |
no se entienden con el aire, |
y así, guardo mi persona |
10 debajo de treinta llaves, |
porque, donde no hay salud, |
ni hay gracia ni habrá sepades. |
Sabe Dios, señor don Pedro, |
cuánto quisiera alentarme, |
15 si no temiera los bordes |
de los candeleros grandes, |
ya que los de las bujías, |
cual pecados venïales, |
gastaron de agua bendita |
20 lo que ahorraron de sangre. |
Témoos mucho, porque sé |
que padecieron, tres naipes, |
muerte y pasión, por que algunos |
pecadores se salvasen: |
25 pecadores que se ponen |
por lo menos a llevarse |
desde la oreja al bigote |
los puntos que no lograstes; |
mas, al fin, en esas cartas |
30 la cólera desarmastes, |
como el toro que en la capa |
ejecuta su coraje. |
Sin duda el lagarto rojo |
que os marca la mejor parte |
35 del pecho, cuando perdéis, |
os da bocados mortales, |
o lo que tiene de espada |
lo muestra en atravesarse |
por el tierno corazón, |
40 que afligidas alas bate. |
Gallarda insignia, esplendor |
de reales estandartes, |
que das esfuerzo en las guerras |
y calidad en las paces: |
45 si ya en tu virtud hicieron, |
los antiguos capitanes, |
ríos de sangre africana, |
montes de cuerpos alarbes, |
no permitas que un cruzado |
50 en tu orden militante |
soberbias armas empuñe |
y humildes cristianos mate. |
Con todo eso, saldré al campo, |
con tal que no muera nadie, |
55 y que el balcón de la alcoba |
nos parta el sol de la tarde, |
hasta la hora que Reyes, |
mulatero girifalte, |
se ceba en pechos de grajas |
60 y en piernas de alcaravanes. |
Buenas noches, gran señor |
del pueblo de Gruñimaque, |
y tan buenas, que el doctor |
no os ronde los arrabales. |
Temo tanto los serenos
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona