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(1591) |
Tendiendo sus blancos paños |
sobre el florido ribete |
que guarnece la una orilla |
del frisado Guadalete, |
5 halló el sol, una mañana |
de las que el abril promete, |
a la violada señora |
Violante de Navarrete, |
moza de manto tendido, |
10 lavandera de rodete, |
entre hembras, luminaria, |
y entre lacayos, cohete. |
Quiso a un mozo de nogal, |
de mostacho a lo turquete, |
15 cuyas espaldas pudieran |
dar tablas para un bufete; |
de la cámara de Marte |
gentilhombre matasiete, |
como lo muestra en la cinta |
20 la llave de un pistolete; |
que viste coleto de ante |
virgen de todo piquete, |
no tanto porque el flamenco |
lo dio a prueba de mosquete, |
25 cuanto porque el español, |
en las lides que lo mete, |
hace más fugas con él |
que Guerrero en un motete. |
Dejólo ya por un paje |
30 bien peinado de copete, |
que arrima a una guitarrilla |
su poquito de bajete, |
dignísimo citarista |
de un canicular bonete, |
35 poeta en Andalucía |
como cristiano Hamete. |
Por hacelle, pues, a solas, |
de sus pechugas, banquete |
sobre la piadosa sombra |
40 de algún álamo alcahuete, |
descalzar le ha visto, el alba, |
botines de tafilete |
y lavar cuatro camisas |
del veinteicuatro Alderete. |
45 Los blancos paños cubrían |
el verde claro tapete |
que dio flores a Violante |
para más de un ramillete, |
cuando por la puente abajo |
50 el lavadero acomete, |
un mozuelo vellorí, |
entre lacayo y corchete, |
y, llegando al vado, lleno |
de celos hasta el gollete |
55 y de vino hasta las asas, |
esto a los aires comete: |
«Violante, que, un tiempo, fuiste |
pelota de mi trinquete, |
de mis botones, ojal, |
60 y de mis cintas, ojete: |
Palomeque y Fuenmayor |
me han dicho que es, un pobrete, |
ídolo de tus cuidados, |
y, de tu libertad, brete; |
65 un músico que tremola |
las plumas de un martinete, |
bujía en lo delicado, |
y, en lo moreno, pebete. |
Llamaránlo a desafío |
70 los renglones de un billete, |
cuando yo presuma de él |
que lo lea y que lo acete; |
y entonces vístase el pollo, |
sobre un jaco, un coselete, |
75 que yo le torceré el alma |
como tuerces tú un roquete. |
Y juro a las aceitunas |
del santo monte Olivete |
que yo...» Entonces, dando ella |
80 a un desengaño carrete, |
«Más quisiera -le responde- |
una lonja entre un mollete |
que tus bravatas, Carrasco, |
humos de blanco y clarete. |
85 Quiero bien a ese galán, |
y, si no te quies mal, vete, |
que arena viene pisando |
el de lo pardeguillete». |
Con un suspiro que fuera |
90 respuesta de un morterete |
respondió Carrasco el bravo, |
cuando hablar más le compete. |
Llegó entonces Jimenillo, |
y, terciando el de florete |
95 guarnecido de oro y pardo, |
con el mulato arremete: |
haciendo que una guitarra |
las negras sienes le apriete, |
música siembra en sus pasas, |
100 y en el campo, pinabete. |
Mostróle las herraduras |
el sevillano jinete, |
al tiempo que el jerezano |
le asegundaba un puñete; |
105 participó de él Violante, |
mas túvolo por juguete, |
guardándole a su Medoro, |
con un abrazo, un rosquete. |
Tendiendo sus blancos paños
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona