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(1591) |
A vos digo, señor Tajo, |
el de las ninfas y ninfos, |
boquirrubio toledano, |
gran regador de membrillos; |
5 a vos, el vanaglorioso |
por el extraño artificio |
en España más sonado |
que nariz con romadizo; |
famoso entre los poetas, |
10 tan leído como el Christus, |
y de todos celebrado |
como el día del domingo; |
por las musas pregonado, |
más que jumento perdido, |
15 por río de arenas de oro, |
sin habéroslas cernido: |
llamado sois con razón, |
de todos, sagrado río, |
pues que pasáis por en medio |
20 del ojo del Arzobispo. |
Vos, que en las sierras de Cuenca |
(mirad qué humildes principios) |
nacéis de una fuentecilla |
adonde se orina un risco; |
25 vos, que, por pena, cada año, |
de vuestros graves delictos, |
os menean las espaldas |
más de ducientos mil pinos: |
acordaos de todo aquesto |
30 y bajad el toldo, amigo, |
cuando furioso regáis |
los jardines de Filipo; |
cuando sean vuestras aguas |
munición de cien mil tiros, |
35 admiración de los ojos |
y batería de castillos; |
cuando vuestras aguas sean |
relojes de peregrinos, |
que miden el sol por cuartos |
40 y la luna por sus quintos; |
cuando mil nevados cisnes |
pasen vuestros vados fríos, |
cuando beban vuestras aguas |
mil ciervos de Jesucristo. |
A vos digo, señor Tajo
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona