59 |
(1585) |
Escuchadme un rato atentos, |
cudiciosos noveleros, |
pagadme destas verdades |
los portes, en el silencio; |
5 del nuevo mundo os diré |
las cosas que me escribieron, |
en las zabras que allegaron, |
cuatro amigos chichumecos: |
dicen que es allá la tierra |
10 (lo que por acá es el suelo) |
muy abundante de minas |
porque lo es de conejos; |
que andaban, los naturales, |
desnudos por los desiertos, |
15 pero que ya andan vestidos, |
si no es el que se anda en cueros; |
que comían carne cruda, |
pero que ya en este tiempo |
la cuecen y asan todos, |
20 si no es el mujeriego; |
que no hay zorras, en ayunas, |
y que hay monas, en bebiendo, |
y que hay micos que preguntan: |
«¿Véseme el rabo de lejos?»; |
25 que hay unos gamos abades, |
y unos bien casados ciervos, |
según picos de bonetes, |
y garcetas de sombreros; |
que hay unos fieros leones, |
30 digo fieros, por sus fieros, |
que son leones de piedra |
desatados en sus hechos; |
que hay unas hermosas grullas, |
que darán por vos el sueño |
35 si les ocupáis las manos |
con un diamante de precio; |
que hay también unas cigüeñas |
que anidan en monasterios, |
largas, por eso, de pico, |
40 y de honrar torres de viento; |
que hay unas bellas picazas |
vestidas de blanco y negro |
cuya música es palabras |
y cuyo manjar es necios; |
45 que hay unas gatas que logran |
lo mejor de sus eneros |
con gatos de refitorios |
y con gatos de dineros; |
que hay unas tigres que dan, |
50 con manos de vara, y menos, |
tal bofetón a una bolsa, |
que escupe las muelas luego; |
que andan unos avestruces |
que saben digerir yerros |
55 de hijas y de mujeres: |
¡oh qué estómagos tan buenos!; |
que hay unas vides que abrazan |
unos ricos olmos viejos |
por que sustenten sus ramas |
60 sus cudiciosos sarmientos; |
que hay en aquellas dehesas |
un toro... Mas luego vuelvo, |
y quédese mi palabra |
empeñada en el silencio. |
Escuchadme un rato atentos
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona